lunes, 4 de enero de 2010

Con la bici por el Canal Imperial de Aragón (domingo 3 de enero)

Por la mañana me decidí a salir con la bici de montaña, pues aunque amenazaba tormenta la mañana no era mala del todo. El recorrido por el Canal imperial de Aragón desde el puente de la Avenida América (obras) hasta donde mi sentido común me guiara no hacía mas que comenzar. Al principio bastante gente paseando, corriendo y montados en sus bicis, es normal y lógico debido a los buenos propósitos del nuevo año (je je). Aunque pronto se torció el paseo; al pasar por el parque lineal creado a la altura de Valdefierro de nueva creación, pues de eso nada, farolas destrozadas, pintadas por doquier, señalizadores rotos, tapas que cubren los cables de luz robados, desperdicios a tutiplen,... Todo producto de la degeneración humana, falta de cultura y educación.
Todo una pena.

 



Al salir de las zonas más urbanizadas te encuentras con la verdadera realidad: sotos silenciosos, solo interrumpidos por los graznidos de los tordos, picarazas y pitos reales.


Cernícalos al acecho, el martín pescador se me escapó ( y mira que lo seguí rato), las torcaces estáticas en los cables de los tendidos vigilantes del sinuoso camino. Una comitiva de mosquitero común me saluda  al paso por la Almenara de San Miguel. Antes en una zona despejada con terrenos áridos las tarabillas comunes posaban a lo lejos temerosas de mis ruedas. A pesar de lo bonito y tranquilo del camino tuve que dar media vuelta cuando llevaba unos 30 kilómetros de recorrido, pues ahora las nubes estaban más negras y lo embarradizo del camino hacía que la salida se tornara en odisea peligrosa, por lo que decidí volver por donde había venido siguiendo el vuelo del pescador que nombré al principio y que llevé delante un buen tramo. No sin antes mirar de reojo a la rapaz que desde lo alto y frondoso del soto me sometía a examen ocular y vigilando todos mis movimientos, esperando a que me fuera a mi santa casa y la dejara tranquila. No pude distinguir de qué ave se trataba pero de lo que sí estaba estaba seguro era que no la iba a molestar en su refugio mañanero para intentar hacer una foto, así que me volví con la sensación de que había hecho lo correcto y subendo un piñón de la bici, pues se hacía tarde y la manduca estaba en su punto de sal, me vine con viento fresco.

 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. Buena excursión... en su día la hice con Rincones al Natural y tienes toda la razón, falta civismo.

    Saludos

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