Cuando hablamos de aves carroñeras o necrófagas, se suele hacer alusión a los buitres, esos maléficos seres capaces de matar a las reses con sus afiladas garras, incluso de acabar con la vida de seres humanos (según comentarios de las gentes del lugar). Pero nada más lejos de la realidad.
En la península ibérica coexisten cuatro especies de buitre: leonado, negro, alimoche y quebrantahuesos; y un gran número de aves que en alguna ocasión también incluye la carroña en su dieta (milano negro y real, córvidos, águila real). Todas ellas pertenecen a la orden de los falconiformes.
Estas aves ejercen la importante función ecológica de localización y eliminación de animales muertos en los montes, evitando la propagación de enfermedades entre la fauna silvestre, por lo que se sitúan en la cúspidede la pirámide trófica del ecosistema.
El quebrantahuesos es capaz de tragarse los huesos y digerirlos gracias a los potentes jugos gástricos de su estómago. Las aves carroñeras no sólo pueden ingerir un alimento en descomposición sin que les afecten toxinas y agentes infecciosos, sino que además pueden destruir esos agentes.
Estas aves poseen ganglios linfáticos. Son órganos que actúan a modo de filtro permitiendo la recepción de información inmunitaria y la formación de inmunoglobulinas o anticuerpos, para dar respuesta a las infecciones potenciales.
El aparato digestivo de las aves carroñeras presenta unas condiciones de extrema acidez, del orden de pH 1-1,2 en el estómago, que son capaces incluso de disolver completamente el calcio de los huesos. Las heces se mezclan en la cloaca con los productos de excreción del riñón que son casi exclusivamente ácido úrico. Estas condiciones garantizan un alto grado de esterilización respecto a la inmensa mayoría de los agentes patógenos biológicos.
La crisis agroalimentaria de las encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) o de las vacas locas ha motivado durante los últimos años la implementación en España de una estricta regulación para la recogida de los subproductos animales no destinados al consumo humano (RD 1098/2002). Esta regulación ha modificado el escenario de disponibilidad de alimento para un importante grupo de aves silvestres, las rapaces necrófagas, algunas de las cuales se encuentran en situación de amenaza como acredita su consideración como especies amenazadas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas o en catálogos autonómicos como el aragonés.
Hasta la aplicación de esta estricta reglamentación, todas estas especies se beneficiaban de un amplio aporte de alimento procedente de las explotaciones ganaderas.
Este Decreto se ha modificado recientemente (RD 664/2007 de 25 de mayo y Real Decreto 342/2010 de 19 de marzo), ampliando expresamente el conjunto de materiales con los que se puede alimentar a las aves carroñeras y suavizando algunas de las restricciones anteriores.
En Aragón, primero el Decreto 207/2005 de 11 de octubre (por la que se crea la red de comederos de Aragón RACAN) y después la Orden de 11 de octubre de 2007 de desarrollo, regulaban el abastecimiento de comederos mediante subproductos animales no destinados al consumo humano de las categorías 1, 2 y 3 procedentes de mataderos. Esta normativa ha sido derogada recientemente por el Decreto 102/2009 de 26 de mayo del Gobierno de Aragón, ampliándose la red de comederos.
En la actualidad la RACAN ha alcanzado los 50 comederos (23 en Huesca, 14 en Zaragoza y 13 en Teruel). Por lo que hablamos de la mayor red de comederos de toda España.
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Muy buen artículo, espero ansioso el resto de entregas.
ResponderEliminarUn saludo
Sigo pensando que el actual modo de alimentación de buitres, sobre todo leonado, sigue siendo un foco peligroso de infección. La descarga de animales amontonados y sin extenderse correctamente, hace que se forme un aglomerado pastoso de huesos, pellejos y grasas en descomposición al no poder los buitres acceder a los cadáveres del fondo. El hedor es insoportable. Los comederos en este formato, son un peligro para la salud.
ResponderEliminarBuen trabajo Javier.
Saludos.
Gracias Cyrcuspygargus y Javier16. He de decir que aunque pueda parecer peligroso este tipo de alimentación suplementaria, tanto los subproductos como el transporte de los mismos y su posterior descarga, están controlados en todo momento por el personal del Departamento de medio ambiente del Gobierno de Aragón. Se toman las medidas adecuadas en cada fase y se vigila en persona y por cámaras de movimiento. Además, puedo garantizar que después de la primera horda de buitres nada más realizar la descarga no queda mucha pitanza de sobra, y por si acaso aprecen cuervos, milanos, quebrantahuesos, lavanderas, etc, etc.
ResponderEliminarUn cordial saludo